Navegando por
Categoría: De Lepe

El 48

El 48

Share

Un hombre va a trabajar cuando le pregunta un lepero que estaba de paseo por Madrid:

– Oiga, por favor, ¿me podría decir qué autobús tengo que coger para ir a ver el museo del Prado?
– Sí, aquí mismo, coja el numero 48.
A mediodía, nuestro hombre vuelve del trabajo para ir a comer y se encuentra al lepero que está todavía esperando en la parada del autobús…
– ¿Pero qué hace todavía aquí?. ¿No le dije que cogiera el 48?
– ¡Claro! Y ya han pasado cuarenta y tres autobuses.
(Gracias Angel)

Leer más Leer más

Pescando

Pescando

Share

Llega uno de Lepe a pescar en el hielo. Abre con mucho trabajo un agujero y cuando va a meter el sedal y el anzuelo, oye una voz desde lo alto que le dice:

– AHÍ NO HAY PECES….
Desconfiado que es, prueba a pescar y no tiene resultado. Convencido al fin, camina otro poco y abre otro agujero. Va a meter el sedal y el anzuelo cuando oye, otra vez, la voz desde lo alto:
– AHÍ TAMPOCO HAY PECES….
Porfiado, prueba un rato, sin que ninguno pique. Se levanta, camina algo más, y ya va a abrir otro agujero, cuando la voz le dice:
– TAMPOCO AHÍ VAS A ENCONTRAR PECES….
Manolo, disgustado, le replica a la voz:
– ¿Y tú, cómo sabes tanto? ¿Eres acaso Dios?-
NO, PERO SOY EL GERENTE DE ESTA PISTA DE HIELO (PATINAJE).
(Gracias Tomas Doran)

Leer más Leer más

Uno de Lepe en su camión

Uno de Lepe en su camión

Share

Va uno de Lepe con su camión por la carretera, y al llegar a un tunel se da cuenta de que el camión no cabe.
Se baja del camión, coje un pico, y se pone a romper el techo del túnel.

Al rato, llega la Guardia Civil, y le pregunta:

– ¿Pero qué hace Ud.?, porque no desinfla un poco las ruedas para que el camión baje y ya verá como entonces le cabe

Y va el de Lepe y les dice:

– ¡Mira que me fastidian a mi los listos!…A ver, ¿por donde pega el camión, por arriba o por abajo?
(Gracias Vlady)

Leer más Leer más

El lepero astronauta

El lepero astronauta

Share

La agencia espacial española va a llevar a cabo un proyecto para el que necesita un astronauta.

Inician un proceso de selección, que tras una primera tentativa tienen que declarar desierto.

Desolados, los científicos están comentando lo infructuoso de la búsqueda de un candidato adecuado cuando el conserje, oriundo de Lepe, afirma tener un paisano que seguro que podría servirles.

Escépticos, los científicos ignoran al pobre hombre, que continúa con sus faenas.

Tras un segundo proceso de selección, los científicos continúan fracasando en su intento de conseguir el perfil adecuado.

El conserje, vuelve a insistir que en Lepe, su tierra natal existe alguien que les serviría a las mil maravillas…

Mire usted, José -le dicen procurando no herir sus sentimientos- es dudoso que pueda usted conocer en su tierra alguien que pueda dar el perfil que requerimos, dado el carácter agrícola de su población, pero le agradecemos su intento de colaboración.

El pobre conserje, continúa con sus faenas y los científicos a las suyas iniciando un nuevo proceso de selección, que también resulta estéril.

El conserje vuelve a insistir y los científicos, en su desesperación, consienten en realizarle las pruebas a su paisano.

Realizadas las pruebas, se encuentran sorprendidos porque el perfil psicológico y físico del sujeto resultan perfectamente aptos para la naturaleza de la misión.

Tras un periodo de entrenamiento, lo envían a la misión.

Al poco tiempo fallan los sistemas y reciben desde la nave por medio de un fax el siguiente mensaje encriptado:

Los científicos, desconcertados, no entienden nada. Contratan diversos expertos en criptografía que tras una investigación exhaustiva se declaran incapaces de descifrar el misterioso mensaje.

A uno de los científicos se le ocurre como último intento consultar al conserje, pues quizá él supiera encontrarle algún sentido al mensaje o darles alguna pista que les permitiera iniciar otra línea de investigación para dar con su significado.

Llaman al conserje, le explican la situación y le presentan el mensaje.

El conserje, al ver el mensaje, se queda atónito y exclama:

“Pero si está dirigido a mí”.

Todos los científicos se quedan asombrados por la afirmación.

Cuando son capaces de reaccionar, le preguntan cómo puede saberlo, a lo que el conserje responde: