Cuando la edad no perdona
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Tres hermanas de 96, 94 y 92 años de edad vivían en su casa juntas. Una noche la de 96 empieza a llenar la tina para darse un baño, pone un pie dentro de la tina, hace una pausa y grita:
-¿Alguien sabe si me estaba metiendo a tomar un baño o estaba saliendo de bañarme?
La hermana de 94 le responde:
-No se, deja que subo para ver.
Empieza a subir las escaleras, hace una pausa y grita:
-¿Estaba yo subiendo las escaleras o las estaba bajando?
La hermana menos de 92 estaba sentada en la cocina tomándose una taza de té y escuchando a sus hermanas. Mueve su cabeza y piensa:
-¡Espero nunca ser así de olvidadiza! ¡Toco madera!
Y toca tres veces sobre la mesa y luego responde:
-¡Ahora voy a ayudarlas! ¡Un momento que voy a ver quién está tocando la puerta!
(Gracias Tomás Dorán)
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